domingo, 20 de febrero de 2011

Hay goces y goces

Se habla principalmente del goce desde el punto de vista de Lacan
Goce: Algo se fuerza, es siempre del orden de la tensión, del forzamiento, del gasto, incluso de la hazaña. Especialmente los hombres somos muy adictos a creernos héroes de hazañas, y esto sucede particularmente en los obsesivos. Siempre tenemos que mostrar que podemos un poco más.

Hay goce en el nivel donde comienza a aparecer el dolor por ejemplo en el caso de los intestinos que nos pasan inadvertidos hasta que se producen retortijones un cuerpo es algo que está hecho para gozar, gozar de sí mismo. En algún lugar tienen alguna tensión, dolor, cansancio físico. El goce permite distensionar, quitar ese dolor o cansancio y por esto se dice que algo se pierde.

Se habla de que cada parte de nuestro cuerpo y del otro tiene un significante y que la disposición de estos es lo que nos permite saber qué hacer cuando nos disponemos a ejercer el goce. También permite ponerle punto final a cada circunstancia de goce sino llevaría  a la muerte o a cualquier incapacidad.

En el hombre, cuando el goce se reduce al pene, obstaculiza el goce del resto del cuerpo. Las mujeres histéricas que gozan de su cuerpo como falo, o solo gozan de su clítoris; encuentran un obstáculo parecido al que encuentra el hombre para gozar.

Lacan señala tres tipos de goce

·         Goce fálico: limitado por el significante.

·         Goce del Otro: nunca se va a saber cómo goza el otro solo  el goce de sí mismo, goce del propio cuerpo.

El goce del Otro como fantasma neurótico es la ilusión de que mientras uno no goza, el otro sí goza. En cuanto al psicótico, se siente gozado por el Otro por sus voces, las alucinaciones, a lo cual responderá en forma delirante.

·         El Otro goce: también lo llama el goce femenino, y lo describe como no limitado por el significante.

Placer: Que es la menor excitación, lo que hace desaparecer la tensión. En el placer no se fuerza.

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