Hay que tener en cuenta que no todos los niños que llegan a este mundo son deseados por sus padres y esto ya marca una deferencia en la relación de afectos con los mismos. Estas relaciones de afecto son lo que llamamos complejo de Edipo.
El niño debe ser todo para la madre y el niño lo que quiere es ser deseado por la madre, esto le asegura un reconocimiento y un lugar en la vida. Se da así un deseo de la madre hacia el hijo y viceversa. Pero es muy importante para la psique del niño que la madre no solo cumpla el papel de madre sino de mujer, que cumpla un papel donde también encuentre felicidad, no solo con su hijo, sino en otros campos de la vida, como trabajadora, como esposa, etc. Solo así se rompe con esa relación tan estrecha que se crea entre hijo y madre.
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