En el estadío del espejo el niño no ha desarrollado el habla y carece de coordinación motriz, pero, su sistema visual está avanzado, pudiéndose reconocer en el espejo antes de haber alcanzado el control de sus movimientos.
El niño carga de libido su propia imagen, pone a su propio ser fuera de sí en la imagen.
El conocimiento del yo es producto de ese desconocimiento de sí mismo, cuando el niño reconoce su imagen en el espejo, conoce su sí mismo, constituyendo su «yo», el cual, es un tipo ilusorio de autoconocimiento.
El conocimiento imaginario de si mismo transferido en el reconocimiento de la propia imagen, se denomina «conocimiento paranoico». El desconocimiento de sí es también la estructura del delirio paranoico.
El niño se ve como fragmentado, porque no diferencia esa imagen de él, ve la imagen como otro, el otro del espejo. Así se instaura el desconocimiento de todo ser humano en cuanto a la verdad de su ser y su profunda alienación en la imagen que se va a dar de sí mismo.
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