El goce absoluto, es el goce sexual. Ese padre originario, que no está sometido a la castración, es el soporte del fantasma de un goce absoluto, tan inalcanzable como el lugar del mismo padre originario.
Para el hombre, no existe más goce que el goce fálico, es decir, un goce limitado, sometido a la castración, goce fálico que constituye la identidad sexual del hombre.
Goce femenino o goce suplementario para ella, el goce del Otro, es goce distinto, y sobre todo, un goce que no tiene límites. No es exclusivo de las mujeres -hay hombres que gozan femeninamente-.
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